Pecados del portador de armas

Pecados del portador de armas

Todos empezamos desde cero. Salvo aquellos que en su familia hayan tenido la dicha de una educación adecuada en armas desde pequeños.  El ser un portador de armas responsable y eficiente es un proceso constante de aprendizaje donde  el crecer y mejorar como portadores debería ser siempre nuestro objetivo. 

Dicen que de los errores se aprende, pero siendo que en esta temática en particular los errores pueden costar muy caros, el avanzar como portadores  y corregir errores básicos como los que tenemos en este artículo puede ser sinónimo de salvar nuestra vida.

1) OLVIDAR QUE EL ARMA DE FUEGO ES PARTE  DE UN SISTEMA INTEGRAL

Muchas personas deciden ir a una armería y realizar el proceso de adquisición de un arma de fuego sin contemplar que esa arma es solo UNA parte del sistema que han elegido para su protección. Un arma de fuego requiere componentes adicionales para que su uso sea efectivo y seguro: una funda adecuada, una faja adecuada y munición adecuada para el propósito que daremos a  nuestra arma.    

. Inclusive el tipo de ropa que usamos se convierte en parte de este sistema que tiene una relación e impacto directo con nuestra arma. Agregando a este error muchos portadores  ENFOCAN SUS NECESIDADES DE SEGURIDAD EN TORNO AL ARMA DE FUEGO. Se dice que si la única herramienta que posees es un martillo, vas a tratar de solucionar todo problema como si fuera un clavo. Si tu única herramienta defensiva es  el arma de fuego, tu  resolución de conflictos puede escalar de forma innecesaria hacia el uso de esa arma. La realidad es que estadísticamente hablando, las probabilidades de escenarios que requieran el uso de un recurso letal son mucho menores que las de situaciones que puedan resolverse por otros medios  como un gas pimienta, evasión o inclusive el diálogo. Abastezca bien su caja de herramientas para disponer de medios para lidiar con un amplio espectro de situaciones que puedan presentarse en el día a día.

2) MENOSPRECIAR LA IMPORTANCIA DE UN RECURSO MÉDICO 

Cuando adquirimos un arma de fuego partimos del hecho de ver una necesidad en materia de seguridad. Si entrenamos con esa arma lo haremos preparándonos para el peor día de nuestras vidas, el día en que corra peligro nuestra vida o la de un ser querido. Esto implica que visualizamos y nos preparamos para un enfrentamiento defensivo, pero muchas veces olvidamos que esto implica también una probabilidad alta de resultar heridos de una u otra manera y la opción de esperar por una ambulancia no siempre estará ahí. Algo tan sencillo como el uso de un torniquete puede representar la diferencia entre el hospital  y el cementerio. Yéndonos más allá del tema defensivo, una emergencia médica donde se requiera un control de sangrado puede darse en cualquier momento y en cualquier contexto: un paseo familiar, en ambiente laboral, práctica de deportes, etc.  Si nuestra finalidad al adquirir un arma de fuego es la protección de la vida, con más razón debemos dar un lugar de suma importancia al recurso médico.

3) FALTA DE CONSISTENCIA

La consistencia en nuestro sistema de porte se traduce a memoria muscular, la memoria muscular se traduce a lo que haremos en un evento defensivo. Es común ver portadores nuevos realizar cambios constantes en su sistema, un día portan al costado, otro día portan en appendix, otro día portan en un bolso. Un día colocan su arma en alguna parte del carro, otro día la dejan en la casa. Los cambios constantes en las costumbres de porte conllevan a hacer muchas cosas distintas con su arma, pero ninguna realmente bien. La falta de consistencia también se presenta en la manipulación de su arma y su manejo seguro,
un día el arma queda sobre la mesa, otro día en una repisa, otro día en una gaveta… todos estos cambios se traducen a un aumento en los factores de riesgo, representando un peligro para el portador y terceros.

4) DESCONOCER LA LEGISLACIÓN DE SU PAÍS

El poseer un arma de fuego conlleva una responsabilidad enorme, responsabilidad que viene sí o sí de la mano con implicaciones legales. Es común leer a portadores en redes realizando preguntas sobre información que ya deberían manejar por medio del conocimiento básico de la ley de armas y código penal de su país. No solo es importante conocer la legislación sino además debemos mantenernos al tanto de cambios en la misma (reformas, comunicados, etc) e involucrarnos activamente ante políticas prohibicionistas. El desconocimiento de la ley no nos exime nunca de responsabilidad.

5) REHUSARSE A ACEPTAR CAMBIOS EN SU ESTILO DE VIDALa tenencia de un arma de fuego es incompatible con aspectos que muchos podrían considerar ‘normales’.  Algunos cambios en nuestras costumbres pueden s
er necesarios y obligatorios. El andar por la noche en fiestas donde medie el licor, el consumo de drogas, frecuentar lugares donde las actividades ilícitas son comunes o frecuentar con amistades o familiares que nos pueden meter en problemas son tan solo algunas cosas que muchos portadores de armas deben evaluar cambiar si no desean sumar dolores de cabeza innecesarios en su vida. La regla de oro a seguir: no hagas cosas estúpidas, no vayas a lugares estúpidos y no te relaciones con gente estúpida. 

6) MENOSPRECIAR LA IMPORTANCIA DEL TIRO SECO

Algunos de los tiradores e instructores más experimentados mencionan la práctica de tiro seco como la clave principal de sus habilidades. Muchos portadores suelen erróneamente creer para practicar con su arma deben gastar mucha munición en un campo de tiro. El tiro seco nos ayuda a fomentar una memoria muscular esencial para la manipulación segura de nuestra arma, a la vez que desarrollamos destrezas claves:  control del disparador, presentación del arma/alineación de miras,  desenfundes, cambios de cargador y otras más.  Este tipo de entrenamiento no solo es sumamente útil, pero aún más importante ¡ES GRATIS!

7) OBVIAR LA CAPACITACIÓN Y PRÁCTICA CONSTANTE

¿Conoce a alguien que compró un arma y nunca practica con ella? Lamentablemente es una costumbre bastante común. Muchas personas creen que la mera presencia de un arma en su casa o sobre su persona ya asegura una mejora en su nivel de seguridad. La realidad es todo lo contrario. Esa persona que nunca practica o se capacita representa un peligro para sí misma y para otros. Las destrezas con un arma de fuego son perecederas, y es nuestra responsabilidad asegurarnos de mantener un nivel de entrenamiento que nos permita desempeñar de la mejor manera posible en un enfrentamiento defensivo.  En las palabras del gran Jeff Cooper:  ‘Tener un arma no te hace estar preparado para usarla así como tener una guitarra no te hace músico”

A esa lista de errores podríamos agregar muchos más que todos hemos cometido en algún momento de nuestro camino como portadores de armas. Lo más importante siempre será poseer la humildad de reconocer nuestras propias áreas de mejora y trabajar en ellas, buscando siempre mejorar como protectores.

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